Carragenina: Lo Que Dice la Ciencia Sobre su Seguridad en la Alimentación

La carragenina, un aditivo alimentario ampliamente utilizado en la industria para mejorar la textura y estabilidad de productos procesados, ha sido objeto de debate en cuanto a su seguridad para el consumo humano. Derivada de algas rojas, la carragenina se encuentra en una variedad de productos, desde lácteos hasta alimentos veganos, debido a sus propiedades gelificantes y estabilizantes. Sin embargo, investigaciones recientes han puesto en cuestión su impacto en la salud, lo que ha llevado a un escrutinio más riguroso sobre su seguridad.

Según algunos estudios, la carragenina podría causar inflamación intestinal y otros efectos adversos en el sistema digestivo, especialmente cuando se consume en grandes cantidades. Estos efectos han sido más pronunciados en estudios realizados con animales, lo que ha generado preocupación sobre su uso en productos alimenticios de consumo diario. A pesar de estos hallazgos, las principales autoridades de salud, como la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) y la Administración de Alimentos y Medicamentos de los Estados Unidos (FDA), continúan considerándola segura en las concentraciones permitidas en los alimentos, basándose en la evidencia disponible.

No obstante, algunos expertos sugieren que el consumo frecuente de carragenina podría tener efectos acumulativos, sobre todo en personas con condiciones preexistentes de salud, como enfermedades inflamatorias del intestino. Por esta razón, algunos nutricionistas recomiendan moderar su ingesta, especialmente si existen antecedentes de problemas digestivos. La controversia radica en que, mientras algunos consumidores experimentan molestias digestivas tras su consumo, otros no presentan efectos adversos notables.

 

En respuesta a las preocupaciones, algunos fabricantes están comenzando a sustituir la carragenina por alternativas naturales en sus productos, como el almidón o las gomas vegetales, que ofrecen propiedades similares sin los riesgos asociados. A pesar de ello, la carragenina sigue siendo un aditivo común en muchos productos procesados, y su uso continuará siendo monitoreado por las autoridades sanitarias a medida que surjan nuevos estudios científicos.

En conclusión, aunque la carragenina se considera segura por las principales autoridades de salud en las dosis recomendadas, el debate sobre sus efectos a largo plazo sigue siendo relevante. Los consumidores preocupados por sus posibles riesgos deben estar atentos a las reacciones de su cuerpo y considerar la opción de limitar su consumo si tienen predisposición a trastornos digestivos.

Fuente: TheFoodTech