Los riesgos de manipular alimentos con guantes de plástico
Autor: La Vanguardia
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Desde que comenzó la pandemia los guantes se han convertido en compañeros habituales de compra y cocina, pero los expertos en seguridad alimentaria desaconsejan su uso a la hora de manipular alimentos. Algo que puede causar confusión si se tiene en cuenta que las manos son responsables de la propagación del 80% de las enfermedades infecciosas, según informa el Centro Europeo de Prevención y Control de Enfermedades (ECDC), pero la explicación es bien sencilla: “Llevar guantes da una falsa sensación de higiene y hace que seamos menos conscientes de la suciedad, algo que no sucede cuando manipulamos alimentos con las manos”, explica Beatriz Robles, licenciada en Ciencia y Tecnología de los Alimentos. De hecho, utilizarlos no nos hace invencibles ante las bacterias u otro tipo de patógenos.
Según la Agencia Catalana de Seguridad Alimentaria (ACSA), si se usan es importante cambiarlos de forma periódica, máximo tras una hora de uso, sea para manipular alimentos crudos o listos para consumir. “Llevarlos de forma incorrecta es igual que no llevarlos”, insiste Laia Badal, del centro de investigación en innovación tecnológica en cocina y hábitos alimentarios Fundació Alícia, quien añade que sobre todo debemos desecharlos y cambiarlos por unos nuevos cada vez que toquemos ingredientes distintos para así evitar contaminaciones cruzadas.
"Si manoseamos un trozo de pollo crudo y luego tocamos otro elemento de la cocina, favorecemos que los microorganismos presentes en la carne se esparzan por otras superficies”
Laia Badal - Experta del centro de investigación en innovación tecnológica en cocina y hábitos alimentarios Fundació Alícia
Saber qué tipo de guantes es más adecuado para manipular alimentos también es clave para emplearlos correctamente. Lo primero es asegurarse de que estos son aptos para uso alimentario, información que puede consultarse en el envoltorio. Después debemos comprobar de qué están hechos. Según la ACSA, la capacidad del material de repeler el agua se considera uno de los factores más importantes que influyen en la transferencia de bacterias al alimento.
Los de vinilo son más hidrófilos, es decir, absorben agua con más facilidad, lo que favorece la contaminación cruzada. De aquí que se desaconseje manipular con ellos ingredientes ricos en grasas, carne, productos con alcohol o alimentos que en general provocan que los guantes se humedezcan.
Los guantes de nitrilo, en cambio, permanecen secos durante más tiempo y el riesgo de contaminación es menor. Aunque son ligeramente más caros que los anteriores, los expertos recuerdan que cada vez son una alternativa más rentable y segura.
“Sobre todo debemos evitar los guantes de látex”, advierte la tecnóloga de alimentos Beatriz Robles, autora del libro Comer seguro comiendo de todo. La experta recuerda que, tal y como avisó a través de una nota informativa en 2007 la Agencia Española de Seguridad Alimentaria (AESAN), el látex es un material alergénico que puede transferirse de los guantes a los alimentos, poniendo en peligro a aquellas personas que le tengan alergia incluso una vez se han cocinado los ingredientes afectados.
"La manipulación de los alimentos con guantes de látex supone la presencia de un alérgeno alimentario oculto. Es difícil determinar si se han usado en algún punto del circuito alimentario”
AESAN
Otro inconveniente del uso de guantes en la cocina es la posibilidad de ingerir trozos de plástico en las comidas si estos se rompen mientras manipulamos alimentos. Robles insiste en que no es un problema para la salud, ya que lo normal es que el fragmento sea pequeño y lo eliminemos con las heces sin más complicación. “Si fuera un trozo grande podría haber problemas de atragantamiento u obstrucción intestinal, pero es poco probable que ocurra, sobre todo en adultos”, declara.
Aún así, nos ahorraremos problemas si en vez de optar por guantes blancos escogemos otros de una tonalidad más viva, como el azul. “Es un color que generalmente no aparece en los alimentos, lo que permite identificar cualquier trozo que se haya podido desprender, acabando en la comida”, aclara la experta.
Fuente: La Vanguardia