Autor: Portal 20 Minutos
Los fosfatos, como otros muchos nutrientes son necesarios para el buen funcionamiento de nuestro organismo. Los fosfatos en concreto están formados básicamente por fósforo, un elemento esencial que, entre otras funciones, forma parte del ADN y ayuda a la distribución de la energía. Son utilizados por la industria alimentaria como aditivo en muchos productos procesados, lo que puede elevar el consumo muy por encima de lo necesario y convertirse en una sustancia dañina para nuestro organismo.
Los fosfatos son partículas que contiene fósforo, el segundo mineral más abundante en el cuerpo humano después del calcio. El fósforo es esencial para el buen funcionamiento de nuestro organismo, pues es necesario para mantener una buena salud ósea, prevenir algunos problemas gastrointestinales, filtrar de desechos, mantener la memoria y la concentración, para almacenar y distribuir la energía e incluso para asegurar la estructura del ADN.
Pero el problema de los fosfatos es que no solo están presentes en una dieta equilibrada, sino que es un aditivo común en la industria alimentaria, que encontramos, por ejemplo, en carnes procesadas, bollería, cereales preparados o refrescos. Estos fosfatos artificiales se utilizan sobre todo como aglutinante, conservante, saborizante, para evitar que las carnes pierdan agua, etc. Si consumimos estos alimentos de manera regular, la cantidad de fosfatos que introducimos en nuestro organismo multiplican varias veces los que necesitamos.
De hecho, se calcula que el consumo medio de fosfatos en occidente es de alrededor de 3-4 gramos. Este consumo, prolongado en el tiempo, puede provocar varios problemas de salud a largo plazo.
Si consumimos demasiados fosfatos en productos preparados por la industria, nuestra salud se puede resentir por varios motivos. El primero de ellos es que, además de los fosfatos artificiales están incluidos en una cantidad mayor de la que necesitamos, estos fosfatos son más simples y se absorben mejor. Así, mientras que sólo entre 40 y el 60% del fósforo de los alimentos naturales se absorbe correctamente, los fosfatos artificiales lo hacen en un 90%. Esto hace que se acumule en nuestro organismo.
Las consecuencias negativas de este exceso de fosfatos en muestro organismo pueden ser varias:
En principio, los alimentos procesados que consumimos son seguros en cuanto a la cantidad de fosfatos que contienen, así que, una vez más, el problema está en el exceso. Los alimentos procesados que contienen fosfatos artificiales (bebidas azucaradas, carnes procesadas, cereales preparados, bollería, la carne de kebab…), son, de por sí, poco saludables, por lo que, para preservar nuestra salud, es mejor evitarlos, independientemente de la cantidad de fosfatos que contengan. Además, el 85% de, por ejemplo, los precocinados utilizan alguna forma de fosfatos.
Dicho esto, si queremos asegurarnos de que los procesados que compramos no los contienen -o lo hacen en poca cantidad-, debemos mirar el etiquetado y buscar las sustancias aditivas que son fosfatos, que son muchas y muy variadas. Algunas de ellas son polifosfatos (E452), ácido ortofosfórico (E338), tripolifosfato de sodio o potasio, hexametafosfato o pirofosfato, entre otros.
Fuente: 20minutos.es
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