Autor: Portal El Periódico
“En ciertas regiones del mundo, como en algunas zonas de Bangladesh y algún que otro estado de Estados Unidos, los suelos son ricos en arsénico por razones geológicas, no de contaminación. Y eso hace que los cereales que se cultivan allí no sean comestibles”, explica desde un inicio Mariné.
En el resto del planeta, la cantidad de arsénico es bastante baja y, además, está controlada por agencias estatales de seguridad alimentaria. “En general, el contenido de arsénico en el arroz de nuestro entorno no llega en ningún caso a representar un peligro para la salud, aunque es un hecho que sus granos lo contienen”, señala.
En los documentos que maneja el experto en nutrición, se encuentran unas cifras que resumen bien la nula gravedad del ‘problema’. Según un informe de la Agencia Catalana de Seguretat Alimentària de 2021, una persona consume de media 0,02 microgramos (un microgramo es millonésima parte de un gramo) por kilo de su peso corporal y día. Y el límite que establece la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA, por sus siglas en inglés) es de 0,3. O sea, casi cero. De ahí que no figure en las etiquetas de los paquetes de arroz.
“También hay arsénico en las algas marinas, los pescados, los mariscos (unos grandes filtradores de agua que acumulan lo bueno y lo malo) porque el mar tiene muchos minerales y porque también llegan hasta el agua vertidos con muchos residuos, los pescados y el marisco que es un gran filtrador de agua acumula bueno y malo. Incluso en el agua de consumo”, enfatiza Mariné.
Acontece algo similar con el mercurio de pescado. Mariné narra que solo sería peligroso para la salud si se comiera pescado y nada más que pescado, y en grandísimas cantidades, pero más peligroso sería hacer eso porque no se estaría comiendo otros productos que se necesita para la salud.
Fuente: Elperiodico.com
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