Autor: Portal Bloomberg
Brasil, el productor más grande de soja del mundo, puede procesar más cantidad de su cosecha que nunca para transformarla en harina y petróleo de soja de mayor valor, recogiendo las ganancias de la creciente demanda de alimentos para animales y combustibles renovables.
La capacidad de procesamiento, o trituración, de soja en Brasil ha aumentado un 4,1% desde 2020 a 66,7 millones de toneladas por año, según Abiove, una asociación que representa a las empresas brasileñas de aceite vegetal. La primera actualización desde 2020 mostró una mayor capacidad activa en todas las regiones del país. Eso ayudó a Brasil a exportar un 22% más de harina de soja en los primeros ocho meses del año frente a 2021, y un 63% más de aceite de soja y otros aceites vegetales durante el mismo periodo, según Abiove.
La enorme cosecha de soja de Brasil y la debilidad de su moneda dan a sus procesadores una ventaja sobre competidores en Estados Unidos, Argentina y otros lugares. La inflación mundial de los alimentos y los combustibles ha elevado la demanda de harina de soja para alimentar a pollos y cerdos y de aceite de soja para una serie de usos, desde cocinar hasta producir diésel renovable, como parte de los esfuerzos para reducir las emisiones de carbono de automóviles y camiones.
Incluso durante la pandemia, el sector experimentó fuertes inversiones gracias a que los óptimos márgenes atrajeron a las empresas a seguir triturando semillas oleaginosas. Entre 2020 y 2022, se gastaron US$491 millones para aumentar la capacidad en las regiones centro-oeste y sudeste del país, según Abiove. Para los próximos años, están previstas inversiones de alrededor de US$196 millones para la expansión y construcción de nuevas unidades en el nordeste, centro-oeste, sudeste y sur de Brasil.
Fuente: bloomberglinea.com
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