Maracuyá peruana: ¿Debe seguir creciendo en cultivo?
Autor: Valeria Muñoz Espinoza - Equipo Industria Alimentaria

En los últimos cinco años, la superficie cultivada de maracuyá en Perú ha experimentado un incremento significativo, alcanzando aproximadamente 6.500 hectáreas y una producción anual estimada de 110.000 toneladas. Este crecimiento ha sido impulsado por la alta demanda internacional de la maracuyá peruana, reconocida por sus excepcionales características organolépticas, como su equilibrio entre dulzor y acidez, y su atractivo color. Estas cualidades la han posicionado favorablemente en mercados globales, especialmente en la industria de bebidas, helados y postres.
Sin embargo, el ministro de Desarrollo Agrario y Riego de Perú, Ángel Manero, ha expresado preocupaciones sobre una posible sobreproducción que podría derivar en una caída de precios en el corto plazo. Manero señaló que, de continuar la tendencia actual, es probable que el precio de la maracuyá disminuya, ya sea este año o el próximo.
En contraste, representantes del sector, como Renzo Gómez, gerente comercial de Selva Industrial S.A., sostienen que la demanda internacional de maracuyá peruana sigue siendo robusta. Gómez enfatiza que el mercado valora la calidad del producto peruano y que la oferta actual se mantiene estable, sin indicios de saturación. Además, destaca la importancia de mantener una relación cercana con los agricultores locales para asegurar la inocuidad y trazabilidad del producto destinado al mercado global.
Es relevante mencionar que existen dos variedades principales de maracuyá en el mundo: la de piel amarilla, predominante en Perú y Ecuador, y la de piel morada, común en países como Vietnam. La variedad amarilla peruana es especialmente apreciada por su perfil de sabor y aroma, lo que ha facilitado su aceptación en diversos mercados internacionales.
Ante este panorama, es crucial que el sector agrícola peruano considere estrategias de manejo sostenible del cultivo de maracuyá. Esto incluye monitorear de cerca las tendencias del mercado internacional, implementar prácticas agrícolas que optimicen la producción sin comprometer la calidad, y diversificar los mercados de exportación para mitigar posibles riesgos asociados a la sobreoferta. La colaboración entre el gobierno, productores y exportadores será esencial para asegurar el crecimiento equilibrado y sostenible de este importante cultivo para la economía peruana.
Fuente: PortalFrutícula