Acuícolas, sin beneficios tributarios ni salariales, reevalúan planes de inversión
Autor: Alessandra Saavedra

Sin el régimen especial, las empresas acuícolas enfrentarán mayores gastos y presiones sobre el flujo de caja. Los gremios ya trabajan en una nueva propuesta de ley para seguir impulsado el crecimiento del sector.
Las empresas acuícolas enfrentarán mayores gastos y presiones en su flujo de caja, pues ya no cuentan con beneficios laborales ni tributarios bajo el nuevo régimen agrario. Si bien el año pasado algunas empresas lograron elevar sus ventas gracias a la mayor demanda de mercados asiáticos y a la recuperación de la demanda norteamericana, la falta de beneficios podría afectar sus planes de inversión.
Impactos tributarios y salariales
La Sunat ratificó a fines de marzo que los beneficios tributarios en la nueva ley agraria no se aplican al sector acuícola, que ahora deberá pagar 29.5% de Impuesto a la Renta. “La acuicultura estaba vinculada a la ley agraria en un artículo complementario, y en la nueva ley ya no se incluye, pasamos a un régimen general”, cuenta Tulio Merino, gerente de la Sociedad Nacional de Acuicultura (SNA). “Pagaremos el doble, antes era el 15%”, recalcó Ian Hanschke, CEO de Seacorp. Esto reducirá las utilidades de las empresas, que ya habían sido golpeadas por la pandemia. “Estaremos en azul, pero con la justa; dependerá de cómo evolucionen los precios”, señaló Roberto Ferrón, gerente general de Marinasol. “Tenemos un escudo tributario por las pérdidas que hemos arrastrado los últimos años. Este año tendremos rentabilidad en la última línea y el mayor impuesto a la renta no nos afectará”, contó Víctor Camacho, CEO de Piscis.
El cambio de régimen laboral también reducirá el flujo de caja de las acuícolas, pero no generaría mayores costos. “El sector ya paga CTS y gratificaciones, pero lo prorrateaba durante todo el año”, cuenta Merino. Este cambio genera que el trabajador perciba un menor ingreso mensual. “Se reduce la liquidez del trabajador porque deja de percibir esa remuneración que incluía parte de las CTS y gratificaciones”, señala Hanschke.
Estos cambios en las reglas de juego en pandemia afectarán los planes de inversión de algunas empresas. Seacorp, por ejemplo, tiene planes para invertir US$3 millones en tecnología, innovación, capacidad de planta y de cultivo, que están en reformulación. “Hay otras empresas que buscaban poner en operación algunas zonas y ahora van a tener que esperar”, agregó Merino, de la SNA. Marinasol, en cambio, afirma que continuará con sus planes porque el año pasado logró reducir los costos de producir un kilo de langostino en 25%. “El plan es convertir 300 o 400 cultivos semiintensivos a superintensivos; en estos, obtenemos 42,000 kilos por hectárea versus los 2,500 en los semiintensivos”, adelantó Ferrón.
Sin embargo, los gremios ya están en conversaciones con el gobierno para una nueva ley acuícola. La idea es incluir solo beneficios tributarios que impulsen el crecimiento de la industria y permitan el ingreso de nuevos jugadores. “Estamos planteando que el impuesto a la renta sea escalonado: primero 15%, luego que suba al 25%, y finalmente que las empresas pasen a un régimen general”, explicó Merino. “Las empresas acuícolas tardan hasta cinco años en llegar a un punto de equilibrio, este beneficio las ayudaría”, aseguró Ferrón.
Fuente: semanaeconomica.com