Autor: Revista IAlimientos
Los transgénicos son alimentos genéticamente modificados. Su sabor, color, textura, resistencia a plagas o a climas extremos son algunas de las características que los ingenieros de alimentos buscan cambiar, insertando genes de otras especies para, en principio, mejorar un alimento determinado.
Esta práctica, aunque suena contemporánea, lleva largo tiempo siendo expresada por la humanidad, pues la simple selección de plantas que los primeros agricultores realizaban, ya sea por su aspecto o por sus propiedades favorables, esto ya representaba una suerte de selección artificial de genes. No obstante, en 1983 nace lo que hoy llamamos transgénicos con la creación de la primera planta de este tipo, en la que un genoma de la bacteria Escherichia coli (E. Coli) fue insertada.
Ya sería en 1994 cuando el primer producto transgénico fue lanzado al público, unos tomates de nombre Flavr Savr que no duraron mucho en el mercado, pues si bien eran resistentes al ambiente y se degradaban a una tasa más lenta que los alimentos naturales, estos eran percibidos como insípidos. No obstante, representaron un gran salto para la masificación de estos.
Hoy en día se calcula que en países como Estados Unidos, más del 89% de los cultivos de soya, maíz y algodón son transgénicos, mostrando la aceptación de esta metodología a escala industrial algunas décadas después de sus tímidos inicios.
Sin embargo, existen algunas polémicas alrededor de los transgénicos hoy en día. En primera instancia, algunos sectores temen que la manipulación genética resulte en alimentos de menor calidad y gusto para los consumidores. En tanto a este punto, es debido aclarar que como cualquier alimento, los transgénicos deben ser analizados y aprobados por instituciones de control como la FDA.
“Aunque los alimentos que provienen de plantas modificadas genéticamente han estado disponibles al público desde principios de los 1990s y son hoy una parte común de la cadena de alimentos, existen muchas ideas falsas sobre ellos,” dijo el Comisionado de la FDA Stephen Hahn en el marco de una campaña de información sobre los transgénicos.
Empero, quizá uno de los mayores problemas tenga más que ver con el mercado de transgénicos hoy en día. Debido a que la modificación de un alimento se puede considerar una patente, el acceso a mejores comidas se ve restringido a las demandas del mercado y la competencia entre empresas. Teniendo en cuenta que editar genéticamente alimentos podría potencialmente acabar con el hambre en el mundo, esta realidad resulta un inescapable obstáculo para la seguridad alimentaria.
Fuente: revistaialimentos.com
No hay comentarios sobre este contenido. ¡Publique el primero!