La bioseguridad: clave en la prevención de enfermedades avícolas
Autor: Valeria Muñoz Espinoza - Equipo Industria Alimentaria

La industria avícola enfrenta desafíos sanitarios constantes debido a enfermedades como la influenza aviar y la hepatitis infecciosa, que impactan negativamente en la producción y economía del sector. Para contrarrestar estas amenazas, la implementación de estrictas medidas de bioseguridad en las granjas se ha vuelto esencial, protegiendo la salud de las aves y asegurando la viabilidad económica de las explotaciones.
La bioseguridad abarca un conjunto de prácticas y procedimientos diseñados para prevenir la introducción y propagación de agentes patógenos en los planteles avícolas. Estas medidas incluyen la limitación del acceso de personas y vehículos a lo estrictamente necesario, el aislamiento adecuado de las aves mediante galpones cerrados y un riguroso control de plagas. Además, es fundamental la desinfección regular de instalaciones y equipos, así como el manejo correcto de desechos y animales fallecidos. Cumplir con las normativas vigentes y mantener una comunicación efectiva ante posibles brotes son pilares fundamentales en este enfoque preventivo.
La capacitación del personal juega un papel crucial en la eficacia de las medidas de bioseguridad. Es imperativo que los trabajadores comprendan y apliquen correctamente los protocolos establecidos, como el uso de vestimenta y calzado exclusivos al ingresar a las áreas de producción. El concepto "todo adentro-todo afuera" destaca la importancia de evitar la introducción de contaminantes externos, asegurando que cualquier ropa desechable sea eliminada adecuadamente y que la reutilizable se someta a procesos de limpieza y desinfección rigurosos.
La desinfección de vehículos que ingresan a las granjas es otro aspecto crítico. Cada establecimiento debe contar con protocolos específicos que aseguren una limpieza y desinfección efectivas, previniendo la entrada de enfermedades a través de transportes contaminados. Para ello, es necesario disponer de herramientas adecuadas y personal capacitado que ejecute estas tareas con precisión y regularidad.
El control de plagas, como moscas, roedores y aves silvestres, es indispensable para mantener un entorno saludable en las granjas. Estas plagas pueden actuar como vectores de diversas enfermedades, poniendo en riesgo la salud de las aves. Implementar programas de monitoreo y control efectivos, junto con la capacitación continua del personal en estas áreas, refuerza la protección sanitaria del plantel.
Adaptar las medidas de bioseguridad a las particularidades de cada explotación es esencial, ya que no existe un enfoque universal aplicable a todas las granjas. La colaboración entre las autoridades sanitarias y los productores es vital para desarrollar e implementar protocolos efectivos que respondan a las necesidades específicas de cada establecimiento, garantizando así la sostenibilidad y productividad de la industria avícola.
Fuente: Solo Aves & Porcinos