¿Está tu empresa aplicando correctamente las Buenas Prácticas en transporte y almacenamiento?
Autor: Yanithza Mendoza Alvarado - Equipo Industria Alimentaria
El cumplimiento de las Buenas Prácticas de Manufactura (BPM) no solo protege la salud del consumidor, sino que también mejora la reputación y competitividad dentro del mercado alimentario global.
El manejo adecuado de los alimentos durante su transporte y almacenamiento es un eslabón decisivo en la cadena de suministro global. Estas etapas, a menudo invisibles para el consumidor, determinan si un producto llega en condiciones óptimas o se pierde antes de llegar al mercado. Según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), alrededor del 14% de los alimentos producidos en el mundo se desperdician antes de su consumo, muchas veces por fallas en estas fases críticas. Frente a este panorama, las Buenas Prácticas de Manufactura (BPM) se posicionan como una herramienta esencial para reducir pérdidas, asegurar la inocuidad y proteger la salud pública.
Las BPM ofrecen un marco técnico que orienta a las empresas sobre cómo mantener las condiciones adecuadas de higiene, temperatura y control de riesgos durante el transporte y almacenamiento. Su aplicación busca preservar la integridad del producto, evitar contaminaciones y cumplir con estándares internacionales. En la práctica, esto significa adaptar los procesos según el tipo de alimento: los frescos, como frutas o pescados, requieren un control térmico estricto, mientras que los secos, como cereales, demandan protección contra la humedad y las plagas.
Las regulaciones internacionales coinciden en un mismo objetivo: garantizar que los alimentos lleguen seguros al consumidor. Normas como el 21 CFR 117 y el 21 CFR 1 Subparte O en Estados Unidos, junto con la ISO 22000, establecen lineamientos para prevenir la contaminación cruzada y asegurar el monitoreo continuo de las condiciones de transporte. En este sentido, la capacitación del personal, la supervisión constante y la implementación de sistemas de control se vuelven pilares indispensables para cumplir con las exigencias sanitarias del mercado global.
Los principios fundamentales de las BPM incluyen la higiene, el control de temperatura, la prevención de contaminación cruzada y la trazabilidad. Mantener instalaciones limpias y desinfectadas, junto con vehículos adecuados, reduce la posibilidad de proliferación de microorganismos. A su vez, los sensores de temperatura en tiempo real permiten detectar desviaciones y actuar de inmediato. Otro punto clave es la trazabilidad: tecnologías como las etiquetas RFID facilitan el seguimiento de los productos desde su origen hasta el destino final, permitiendo una respuesta rápida ante posibles incidentes o retiros del mercado.
La aplicación de Buenas Prácticas de Manufactura en el transporte y almacenamiento de alimentos no es solo un requisito normativo, sino una estrategia esencial para garantizar la confianza del consumidor y la sostenibilidad de la industria. Si te desempeñas en áreas como control de calidad, gestión de inocuidad, supervisión de procesos o dirección de servicios de alimentación, el curso “Diseño e Implementación de BPMs, Plan de Higiene y Saneamiento (PHS) y Sistema HACCP en servicios de alimentación y la industria alimentaria”, que se llevará a cabo los días 05, 06, 07 y 08 de noviembre, es una oportunidad ideal para fortalecer tus competencias.
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FUENTE: The Food Tech









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